Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe -ATALC-, como proceso que reúne a organizaciones ambientalistas de la Región, integrante de Amigos de la Tierra Internacional, que trabaja en pos de la justicia ambiental, social, económica y de género en articulación con comunidades, organizaciones, procesos y movimientos sociales del campo popular, nos hemos comprometido a la defensa del agua como un derecho y bien común fundamental para la preservación de la vida, así como a luchar contra su mercantilización y en oposición al avance del modelo neoliberal privatizador y de despojo de los bienes comunes.
Junto a nuestros pueblos rechazamos el modelo neoliberal que promueve la privatización mercantilización y financierización del agua negando a los pueblos su derecho al líquido vital, y convirtiéndolo en un bien inalcanzable debido a los intereses mercantilistas de las corporaciones transnacionales. Denunciamos al Foro Mundial del Agua como un escenario ilegítimo para la discusión democrática sobre la crisis del agua en el Planeta, ya que su único objetivo es realizar contratos en torno a los bienes comunes hídricos, una feria comercial y un vehículo para promover todas las formas de privatización mercantilización y financierización del agua, que con la supuesta participación de la sociedad civil entrega lineamientos internacionales de política pública que posteriormente se aplican en diferentes países.
En oposición a ese modelo, reivindicamos el agua como derecho y sinónimo de vida, esencial para la soberanía de los pueblos, profundamente ligada a la salud de los territorios y las culturas, un bien del que dependen los medios de vida y la identidad cultural de las comunidades.
Rechazamos el modelo de desarrollo basado en el extractivismo, tanto minero-energético como agrícola y forestal que no sólo acapara y sobreexplota las fuentes hídricas de la Región, sino que genera nefastas consecuencias en su implementación.
Reafirmamos nuestro rechazo a las políticas del llamado ‘libre comercio’ expresadas en Acuerdos de Asociación, Tratados de Libre Comercio, y Tratados de Servicios de cuño neoliberal que intentan obligar a las empresas estatales a operar según consideraciones comerciales, tales como la fijación de los precios y marketing, desnaturalizando su propósito social. Dichos acuerdos sólo toman en cuenta las necesidades del capital, ayudando a reproducir las relaciones capitalistas de explotación y saqueo.
Nos oponemos a todo proceso de privatización de los servicios públicos que durante las últimas décadas han seguido los lineamientos propuestos por las Instituciones Financieras Internacionales (IFI’s). Rechazamos la lógica de Asociaciones Público Privadas (PPPs) que en nombre de una supuesta eficiencia derivada de la competencia, resultaron siendo monopolios inoperantes, con una base tecnológica obsoleta, con ineficientes inversiones y mantenimientos deplorables, y con gestiones burocratizadas y corruptas.
Saludamos con alegría los procesos de remunicipalización y desprivatización, como pasos fundamentales para la recuperación de los servicios de agua que fueron usurpados por compañías privadas a empresas públicas. Consideramos que la gestión pública del agua es una condición clave para enfrentar los problemas de asequibilidad y equidad, adaptación al cambio climático, preservación, cuidado y protección de los territorios de agua, frente a las empresas transnacionales que dan prioridad a los aspectos económicos que derivan en explotación, iniquidad, empobrecimiento.
Reconocemos el valor de la gestión comunitaria que fundamenta sus prácticas cotidianas en la solidaridad, la autogestión, la participación de las mujeres, la toma colectiva y asamblearia de sus decisiones y su relación directa con el entorno natural de los territorios de agua que les abastece. Nos pronunciamos partidarios de un modelo público y comunitario mediante la consolidación y creación de una colaboración mutua pública/pública y pública/comunitaria, en un intercambio y aplicación de saberes ancestrales en el cuidado y manejo del agua, expresado en sus usos y costumbres.
Denunciamos renovados avances de privatización basados en la construcción de tecnologías en manos de las corporaciones como una estrategia para abrir nuevos mercados de agua. Al respecto, el Foro Mundial del Agua ha lanzado un nuevo enfoque que busca recolectar información de los ecosistemas (Smart Technology Water), y en vez de ir a las causas de la crisis hídrica y climática, producto de la injusticia ambiental, promueven tecnologías monopolizadas por corporaciones. La construcción de estos monopolios tecnológicos por parte de grandes transnacionales genera mayor injusticia social y ambiental, no sólo porque el beneficio es regulado por el mercado, sino por el desconocimiento de su significado en la vida cotidiana.
Apoyamos la convergencia de los movimientos sociales, locales y científicos/as comprometidos/as con la sociedad en la construcción de conocimiento, de manejos e innovaciones tecnológicas, al servicio de los pueblos. Además de reflexionar sobre el horizonte tecnológico que está en juego y sus impactos en la vida cotidiana de las personas y territorios, promovemos las alternativas y relaciones ancestrales, históricas, públicas y comunitarias que los pueblos han construido.
Censuramos la privatización, mercantilización y financiarización de todos los aspectos de la vida -naturaleza, agua, trabajo, alimentos- que el modelo neoliberal intenta implementar con la economía verde, proceso por el cual invaluables y complejos territorios de vida son reducidos a commodities atribuyéndoles un precio. Perspectiva que ha tenido los mayores avances en los programas del Foro Mundial del Agua para el control ambiental corporativo, y que se considera como una buena oportunidad de negocio. En la misma lógica, nos oponemos a todas las falsas soluciones promovidas por las economía verde tales como REDD, Pago por Servicios Ambientales, agro-combustibles, monocultivos de la agricultura y silvicultura industriales, que sólo profundizan y reproducen relaciones capitalistas de despojo e injusticia.
Acusamos el concepto de gobernanza corporativa, propia de la racionalidad neoliberal, como una estrategia para debilitar las funciones y deberes de los Estados, y en una falsa democratización le da cabida a los sectores empresariales para tomar decisiones políticas sobre el agua.
Respaldamos las expresiones e iniciativas de los pueblos que promueven la obligación de garantizar el derecho al agua y al saneamiento, y la defensa de los territorios del agua en las que se enfatiza también la necesidad de avanzar hacia la consecución de la justicia de género, y permiten la participación de los pueblos y las mujeres en el manejo de las aguas.
La construcción de la democracia, la soberanía de los pueblos y su integración solamente será posible enfrentando articulados todas las amenazas, fortaleciendo los lazos de solidaridad entre nuestros pueblos, organizaciones y movimientos. Por eso ofrecemos todas nuestras capacidades para continuar como compañeros/as de lucha este camino por la defensa de las aguas, los territorios, la vida.
Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe -ATALC- Marzo 16 de 2018