El presidente de la república Sr. Nayib Bukele entró a la Asamblea Legislativa acompañado del ejército y de la Policía Nacional Civil, alegando que asistía a una reunión extraordinaria de la Asamblea Legislativa que el concejo de ministros, bajo su mandato, había convocado para ese día, amparado en un artículo de la constitución de la república que dice que el concejo de ministros puede convocar a la Asamblea Legislativa cuando hay motivos extraordinarios de interés nacional. El presidente manifestó que ese “motivo extraordinario” de interés nacional era la necesidad que tenía el país de contar con un préstamo de US$ 109 millones para un plan de control territorial. Al margen de aspectos positivos o negativos que pudiera tener dicho plan de control territorial, CESTA manifiesta lo siguiente:
Es totalmente condenable la forma de actuar del presidente de la república. Primero, porque no tiene ningún justificativo para convocar a la Asamblea Legislativa, ya que el concepto de “motivo extraordinario” que expresa nuestra constitución, se aplica únicamente en casos de extrema emergencia como una guerra o una catástrofe nacional, pero nunca para justificar un préstamo al gobierno. Segundo, que el presidente no tiene ningún derecho de incursionar con el ejército al salón de la Asamblea Legislativa, sobre todo que llegó en forma prepotente a amenazar a los diputados que no asistieron a dicha sesión, acusándolos de haber cometido un acto anticonstitucional por no haber obedecido sus órdenes. Tercero porque el presidente hizo un llamado al pueblo a una insurrección, buscando que fueran sus seguidores allí reunidos, los que realizaran acciones de violencia para remover a los diputados de sus cargos.
Después del discurso inicial a sus seguidores, reunidos en las afueras de la Asamblea Legislativa, el presidente entro al recinto legislativo a orar por unos minutos y luego al salir manifestó que había decidido no tomarse la Asamblea Legislativa en forma definitiva, porque Dios le había hablado y le había dicho que tuviera paciencia pues no era necesario expulsar a los diputados de la Asamblea en ese momento ya que el pueblo los iba a expulsar en las próximas elecciones, que son en febrero 2021.
Nosotros consideramos que cuando una persona entra a hablar con Dios eso se llama orar, pero cuando Dios le manifiesta a una persona expresiones como las que le dijo al presidente, eso se llama esquizofrenia y demanda atención psiquiátrica urgente. Finalmente, el presidente amenazó a los diputados que iba a volver el próximo domingo.
Una lección ha quedado clara y es que el presidente no quiere ninguna oposición política y busca destruir a todos los partidos y fuerzas de oposición, además no hay que olvidar que este atentado a la democracia se da en el marco de una severa crisis que tuvimos en las semanas anteriores cuando en algunas partes en San Salvador el agua supuestamente potable, salía de color café, en las oficinas de CESTA el agua salía al inicio de color amarillo y luego con olor característico de algas cianófitas. El presidente de la administración nacional del agua, bajo el mando del presidente, dijo que al agua estaba buena y que por eso él había adelgazado, algo similar dijo su ministro de gobernación, luego su ministra de salud dijo que el agua era de buena calidad solo que había que hervirla. Cuando la Asamblea Legislativa manifestó que iba a interpelar a estos funcionarios irresponsables, el presidente dijo que era puro show político y allí probablemente comenzó su enojo.
Nosotros consideramos que el presidente realizó un acto de brutalidad y matonería propio de los dictadores del siglo XIX que tanta sangre derramaron en nuestro país y otros países de América Latina, además todavía está fresca en nuestra memoria la guerra de 12 años que tuvimos en nuestro país a finales del siglo XX, una situación que no queremos volver a repetir. Pero el presidente Bukele no debe equivocarse ya que los salvadoreños y salvadoreñas estamos dispuestos a dar la batalla para no dejarnos arrebatar los pocos elementos democráticos que a sangre y fuego hemos conquistado en años anteriores.
Finalmente queremos dejar una reflexión: El presidente Bukele con esta acción y otras de capricho público que ha tenido en los meses pasados está dando muestras que no está calificado para el cargo, ya que entre los requerimientos para ser presidente, nuestra constitución señala que se debe tener moralidad e instrucción notorias y parece que el presidente Bukele carece de ambas.
Por tal razón pedimos a la comunidad nacional e internacional a repudiar estas acciones del presidente Nayib Bukele.
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