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Nuestra región es una de las más diversas y a la vez más desiguales del mundo, y también es la región más peligrosa para las personas defensoras del territorio: América Latina es la región más afectada por la violencia hacia defensores/as ambientales. En 2020 se registró el asesinato de 227 personas, equivalente a 4 personas por semana, y 3 de cada 4 ataques tuvieron lugar en nuestro continente (Global Witness, 2020). El
mayor número de casos se da en Colombia, Honduras, Brasil y México. Si al número de asesinatos se sumaran las agresiones y amenazas, las cifras serían muchísimo mayores, pero esas cifras son de difícil obtención, ya que muchas agresiones no se denuncian.
Toda amenaza a defensores/as territoriales, puede considerarse un ataque más amplio a toda la sociedad. Estas amenazas suelen producirse en contextos de violencia y desigualdad estructurales, altamente patriarcales y heteronormativos. En estos contextos, existe un continuo acumulo de violencia sobre las mujeres y disidencias, en el marco de un sistema desigual con injusticias de género, clase, ambientales, económicas. El sistema garantiza el proceso de acumulación mediante la división sexual del trabajo, y esta se impone garantizada por la violencia hacia las mujeres y disidencias.