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Prólogo / Juan Almendares
Dos fenómenos se destacan en América Latina y El Caribe en este siglo XXI, el neoliberalismo / fascismo: terrorismo, fanatismo, extractivismo, destrucción de la naturaleza, pobreza extrema, migración, femicidio, feminicidio, desaparición forzada, violencia patriarcal y contra la diversidad sexual. El segundo fenómeno es la lucha por la vida, dignidad histórica de los pueblos y de la madre tierra, que se fundamenta en la soberanía territorial, cultural, energética, alimentaria, sanitaria, política y la autodeterminación; otro componente sustancial es el amor y la solidaridad internacionalista que constituyen un acto hermoso moral y real en la defensa de los derechos humanos, políticos y justos de las naciones. En consecuencia, históricamente se enfrentan las políticas imperialistas, colonialistas, neocoloniales del capitalismo que utiliza las armas ideológicas y mediáticas contra los pueblos dependientes y sometidos, los cuales sufren las consecuencias desastrosas de la guerra, cuyo campo es el gran mercado total de las armas.
Frente a esta monstruosa irracionalidad está la lucha por la paz, por el respeto a los derechos humanos, que desarrollan los pueblos en el marco de la solidaridad nacional e internacional.
Honduras es un país militarmente ocupado por Estados Unidos de América. El 28 de junio de 2009 se produjo el golpe de Estado por los jerarcas de las Fuerzas Armadas de Honduras, gestado por el Pentágono y la oligarquía nacional e internacional contra el gobierno del presidente Manuel Zelaya.
No existieron razones jurídicas ni éticas que justificaran el golpe, por el contrario, fue el inicio y continuidad de la instalación de un Estado militar-policial, carcelario, violador de los derechos humanos y corrupto, que llegó a ser calificado como un “narcoestado” en situación de excepción permanente.
Durante 12 años después del golpe de Estado, proliferó el narcotráfico, las masacres, la tortura, el femicidio, elecciones fraudulentas, venta del país a las transnacionales, una de las tasas de homicidios más alta en el mundo y una tasa de impunidad de más del 90%. A pesar de esta vergonzosa situación y violación de los derechos de los pueblos y sus derechos humanos, los gobiernos después del golpe fueron apoyados por el Comando Sur del pentágono y el Departamento de Estado del Tío Sam, y fue obvia la impunidad policial-militar y la no acusación formal de narcotráfico al jefe de Estado durante el ejercicio de sus funciones.
El 27 de agosto de 2014 fue asesinada Margarita Murillo, dirigente campesina, defensora del derecho de la vida comunitaria, cuyo crimen continúa impune.
Entre las defensoras emblemáticas del ambiente se destacó Berta Cáceres, alta dirigente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), premio Goldman, quien por defender los ríos y la madre tierra fue asesinada el 3 de marzo de 2016, cuyo crimen permanece todavía impune en sus autores intelectuales.
En la última década ha sido objeto de continuas amenazas a la vida la dirigencia de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), por policías, militares, y narcotráfico, particularmente su dirigente, Miriam Miranda, y su equipo directivo. Situación que se ha reflejado en el desplazamiento de las comunidades, tanto en las zonas cercanas a los puertos de Tela, Trujillo, Castilla y la zona del Aguán y Vallecito.
La madrugada del 18 de junio de 2020, durante el toque de queda decretado por el Estado de Honduras durante la pandemia de COVID 19, en un operativo fueron desaparecidos el presidente del patronato de la comunidad Garífuna del Triunfo de la Cruz, Albert Sneider Centeno Thomas, junto a Milton Joel Martínez Álvarez, Suamy Aparicio Mejía García y Gerardo Misael Tróchez Calix. Hasta la fecha actual, el gobierno anterior y los cuerpos policiales no han dado respuesta ante las gestiones nacionales e internacionales para dar con su existencia y, por consiguiente, han sido calificados como casos de desaparición forzada.
Tuvimos también información de la comunidad de Tocoa, Colón, según la cual con toda la fuerza de la crueldad y terrorismo, la Policía Militar, Policía Preventiva, sicarios y guardias privados atacaron a las poblaciones de Guadalupe Carney, Guapinol y la Confianza, con el fin de obstaculizar las acciones de las comunidades en los procesos de auto convocatoria.
Estas comunidades al defender el agua, al luchar contra el extractivismo minero y la construcción de represas hidroeléctricas y la explotación de las empresas de palma africana apoyada por el Banco Mundial, se han constituido en defensoras del ambiente y los derechos humanos y por lo tanto han sido objeto de asesinatos, tortura y otras violaciones a sus derechos.
La presencia de 300 marines de los Estados Unidos que llegaron en el momento que existía una huelga policial durante el anterior gobierno, es la respuesta inmediata que ha dado el Comando Sur a las crisis del Estado policial – militar. Nos queda luchar contra la ocupación militar de Estados Unidos articulada a una oligarquía traidora a los intereses del pueblo y levantar la voz y la conciencia crítica ante el proceso de neocolonización articulado a una derecha latinoamericana en decadencia, y elevar la idea de fuerza de no permitir que estas relaciones imperialistas y del capitalismo global lleguen a dominar nuestra conciencia de emancipación y liberación.
Hacemos público reconocimiento a las acciones de solidaridad nacional e internacional durante y después del golpe de estado militar en Honduras y frente a los hechos que comenzaron en el año 2014.
A partir de la gestión de Karin Nansen, presidenta de Amigos de la Tierra Internacional (2016 – 2020) y Silvia Quiroa, vicepresidenta de ATI e integrante del Comité Ejecutivo de Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe (ATALC), se intensificaron las actividades de solidaridad con Honduras, dada la extrema gravedad de la situación con los asesinatos de Margarita Murillo, Berta Cáceres, la desaparición forzada de los garífunas miembros de OFRANEH, el asesinato de más de un centenar de ambientalistas, el asesinato de Keyla Martínez -estudiante de enfermería cuya muerte ocurrió dentro de la cárcel policial en Intibucá, el 7 de febrero de 2021, antes de la elección de Xiomara Castro, y cuya muerte permanece impune- , y las amenazas a Berta Olivia Zúniga (Hija de Berta Cáceres) por la solidaridad que mostró en el caso de Keyla Martinez.
El 28 de noviembre de 2021 fue electa Xiomara Castro como la primera mujer presidenta del país, del partido Libertad y Refundación (LIBRE). Esta victoria ha creado en el ámbito popular y en los derechos humanos y ambientales, una esperanza sobre un nuevo camino hacia la conquista de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y una mayor apertura al diálogo y a superar la multicrisis institucional, moral y económica causada por gobiernos espurios que han dejado vacías las arcas nacionales, y donde la oligarquía y la dominación capitalista continúan siendo poderosas.
Han sido muy valiosas las enseñanzas de esta experiencia de la solidaridad internacionalista de Amigos de la Tierra Internacional (ATI) y ATALC, -destacándose Karin Nansen, Silvia Quiroa, Loreto de Amunátegui, Natalia Salvático, Danilo Urrea y miembros de diferentes organizaciones: Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), Grassroots Internacional, FIAN International, La Vía Campesina, Jubileo Sur Américas (JSA), La Jornada Continental por la Democracia y contra el neoliberalismo, entre muchas otras.
El Sistema de Solidaridad Internacionalista (SSI) y su trabajo se destaca: respuestas rápidas sin importar horas del día, la noche o fines de semana o feriados, atención eficiente y organizada a los casos graves, gestión de respuestas efectivas de organismos de cooperación internacional y de parlamentarios europeos y cuerpos diplomáticos, fortalecimiento de los grupos locales, comunicaciones oficiales a funcionarios del gobierno e instituciones de derechos humanos, apoyo a la organización del Comité garífuna de investigación y búsqueda de los desaparecidos de Triunfo de la Cruz (SUNLA), y conferencias virtuales nacionales e internacionales dirigidas por OFRANEH.
Estas actividades fueron indirectamente una presión para influir en la protección de personas que podrían ser objeto de los cuerpos represivos del Estado. Consideramos también que estas acciones fueron importantes para presionar las políticas de Estados Unidos sobre la situación de Honduras, sobre todo porque en los grupos solidarios estaban presentes las compañeras de Estados Unidos, así como de Europa y América Latina.
La función de los parlamentarios y embajadores contribuyó a que se pusiera mayor énfasis tanto en los casos de Margarita Murillo, Berta Cáceres, y los garífunas, dado que, como se ha señalado, no solamente se dio el caso de la desaparición forzada, existe persecución y atentados sobre todo a las mujeres garífunas y se pone en riesgo la vida de Miriam Miranda y de las/os dirigentes mujeres y hombres de la organización OFRANEH.
A instancias de ATALC se ha logrado un acercamiento positivo entre organizaciones ambientales y de la clase trabajadora, particularmente entre la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH) y el Movimiento Madre Tierra / Amigos de la Tierra Honduras; este proceso ha contribuido a la lucha de la clase trabajadora y del gobierno de Xiomara Castro para que se lograra la derogación de la ley perversa aprobada por el régimen anterior que violaba el código de trabajo.
Por otra parte, se desarrollará en agosto la Asamblea General Anual de ATALC en Tegucigalpa, y una iniciativa de esta instancia es que se gestione ante la presidenta Xiomara Castro la posibilidad que Honduras apoye ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), con objeto de su adopción, el Instrumento Internacional Jurídicamente Vinculante sobre Empresas Transnacionales y Derechos Humanos (Tratado Vinculante).
Reiteramos nuestro reconocimiento a este significativo valor del internacionalismo solidario que han tenido nuestras compañeras/os de todas las organizaciones y movimientos antes señalados, y que es un sustancial apoyo para avanzar en el proceso democrático de Honduras.
La lucha por la unidad y la dignidad histórica de los pueblos de América Latina y el Caribe, se ha expresado contra todas las formas de bloqueo que se han impuesto históricamente a Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Haití y en su momento Ecuador, que son actos inhumanos, violatorios de la autodeterminación de los pueblos. Asimismo, condenamos la inclusión que el gobierno pasado de Colombia hiciera de ese hermano país en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y estamos contra toda forma de guerra, fascismo, utilización de bombas nucleares, y cualquier uso de armas biológicas que pongan en peligro la paz mundial.
¡Por el amor y solidaridad con el pueblo hondureño y por la defensa de la dignidad histórica de los pueblos de América Latina!